Pere Marquès (2014) afirma que sin la integración de las tecnologías de información y comunicación (TIC’s) hoy no es posible una universidad, son imprescindibles para que pueda realizar sus funciones: investigar, formar, difundir conocimiento en consonancia con las demandas sociales y del desarrollo humano. Estas circunstancias tecnológicas implican la concepción de la formación en línea como procesos fundamentalmente comunicativos, colaborativos y constructivos, que aportan valor a la formación que ofrece la universidad desde condiciones más flexibles y abiertas (Adrián y Azuaje, 2011).
Desde el año 1992 la UCAB viene apostando por la integración de las TIC’s a la vida académica universitaria. En el año 2007 se crea el Centro de Estudios en Línea (CEL) con la intención de impulsar y coordinar el desarrollo de todas las ofertas formativas mediante la incorporación de las TIC en todos los programas de la universidad. En su Proyecto Formativo Institucional (Marzo, 2012) incluye como orientación estratégica la tecnología e innovación en la formación ucabista.
En ese sentido, el docente es pieza clave en cuanto a la incorporación de las tecnologías digitales en el proceso formativo, ahora desde esa mirada docente surge la pregunta ¿Cómo enseñamos y cómo aprenden los estudiantes en una sociedad influenciada por la diversidad de tecnologías digitales? La discusión se hace extensa en esa dinámica, pero puede iniciarse en dos líneas:
- Comprender los cambios que hemos estado experimentando con las nuevas tecnologías, esto es: acceso a la información, nuevas maneras de comunicación, diversidad de medios y recursos disponibles para la búsqueda de información, intercambio de experiencias, construcción de conocimientos, sistematización, etc.
- Cómo potenciar nuestra actuación docente haciendo uso adecuado y efectivo de la tecnología digital.
La planificación de una iniciativa que incorpore tecnologías digitales que sea de calidad implica mayores esfuerzos en tiempo y complejidad que la planificación de una clase tradicional presencial. Crear estos escenarios mixtos (presencial y en línea) presenta nuevos retos que no se abordan de la misma manera en la clase presencial, se diferencian en cuanto a estructura, proceso y evaluación, también la presentación del escenario de aprendizaje es un elemento que influye en la motivación y disfrute de la experiencia educativa, por lo tanto implica especial atención.
Para planificar una acción formativa con tecnologías digitales es necesario considerar sus características definitorias: escenario educativo, tiempos de aprendizaje, docencia, dinámica de aprendizaje, recursos, estudiantes.
Entre las potencialidades que encontramos como docentes para intensificar el uso de las TIC’s tenemos:
1. Ofrece condiciones más flexibles y abiertas à diversificando las oportunidades por la ruptura de las limitaciones en espacio y tiempo
2. Permite mayor discusión à actividades inspiradas en procesos fundamentalmente comunicativos, colaborativos y constructivos, que aportan valor a la formación.
3. Aporta mayor interacción y favorece el trabajo colaborativo à actividades apoyados de recursos innovadores e interactivos.
Ahora, ¿Qué nos limita?:
- Dificultad de acceso tecnológico.
- Barrera cultural de los estudiantes hacia la virtualidad.
- Requiere mayor compromiso del estudiante para la participación en el diálogo de aprendizaje
- Requiere mayor planificación y dedicación en tiempo.
El reto como docente está en presentar un escenario y generar condiciones para el desarrollo de una experiencia educativa de calidad, con la intención de incorporar las tecnologías digitales en una propuesta formativa se puede iniciar con la selección del objetivo de la materia que desee incorporar las TIC’s, considerando además: las características de los estudiantes, complejidad en los contenidos y naturaleza de las actividades (teóricas-prácticas).
Hasta aquí la primera entrega, es un tema apasionante que seguiremos profundizando.
Por Luisa Fernanda Azuaje – @luisaazuaje