Desconfiar es necesario para informarse por redes sociales

Las protestas estudiantiles ocurridas la pasada semana en Táchira y Mérida junto al blackout informativo de todo aquello que tenga un tufo a manifestación de la oposición y protesta ciudadana, hacen necesario volver a insistir en la necesidad de verificar las fuentes de información antes de difundir informaciones que pueden ser inexactas, descontextualizadas, caducas, o hasta simple manipulación.

Mucha información, sobre todo fotografías que se transmitieron a través de las redes sociales entre el jueves 6 y el domingo 9 de febrero, en las que se daba cuenta de ataques violentos de la Guardia Nacional Bolivariana contra los estudiantes no correspondían ni en fecha ni en ubicación a los sucesos referidos, aunque paradojicamente los sucesos reales eran todavía más graves que lo que las fotos ilustraban.

Algunos vieron fotografías como la insertada debajo de este párrafo la cual fue compartida como si estuviese ocurriendo en San Cristóbal, cuano en realidad se trataba de otra manifestación que ocurrió en Caracas cuatro años atrás. En otras referencias aparecía como si se trataba de algo que estaba ocurriendo en Caracas, pero en ese preciso instante.

Hay que pensar que detrás de esto puede haber una impericia de un ciudadano con muy buenas intenciones, pero no estaría demás pensar que se trata de algo más y que mucho ganan los que desacreditan las redes sociales como fuente de información en el momento que no existen otras. Hacerle el juego es muy peligroso y desconfiar se hace necesario.

Foto tomada en la California Norte (Caracas) durante una protesta ocurrida en enero de 2010

¿Quién dice qué?

Detrás de cada mensaje que se transmite por las rede sociales hay una intencionalidad, un propósito que depende del que está emitiendo el mensaje y varía según su interés. No dice lo mismo una fotografía colocada en dolartoday.com que la misma fotografía insertada en aporrea.org. Mientras el primero querrá mostrar un país incendiado por los cuatro costados, el segundo hablará de la violencia de las manifestaciones. Todo depende del cristal con que se mire.

Es necesario entonces verificar, primero que nada, el origen de la información: no se trata de bloquear o ignorar lo que no concuerde con nuestro punto de vista, porque también es necesario saber que está ocurriendo en esos ámbitos a los que no pertenecemos; de lo que se trata es de ubicarlo en su justo lugar. Si sabemos que interés tiene nuestra fuente de que creamos tal o cual cosa, podremos aplicar un «factor de corrección» a lo que nos quiera decir.

A veces emisor, a veces receptor

Hay otro elemento en la ecuación: el llamado periodismo ciudadano, o infociudadanía. Eso va a seguir creciendo en la medida que los smartphone se hagan más populares y las conexiones a Internet más rápidas. Toca a los periodistas enseñar a las audiencias (y a mucho community manager que anda por allí) a ser más críticos; a desconfiar de cualquier cosa que llegue por las redes sociales y a validar y verificar la información, la foto, el dato.

Aunque más difícil de verificar, también es importante estar claro a qué momento corresponde una gráfica o un suceso. No es lo mismo una protesta que ocurrió, a una que está ocurriendo. Y decir lo segundo cuando en realidad se trata de lo primero, puede minar nuestra credibilidad y tener resultados confusos. Imagínese que vive, o está transitando por un sitio que le están diciendo que está ocurriendo una manifestación y usted puede comprobar con sus propios ojos que es mentira ¿Cómo queda el informante a pesar de sus buenas intenciones?

La presencia activa en redes sociales obliga a cambiar de rol emisor a rol receptor permanentemente. Para poder contar cosas es importante escuchar a los demás y saber como nos escuchan.

Si cuando escuchamos queremos tener precisión de hora, fecha y lugar; si requerimos saber el origen de la información y datos contextuales que nos permitan magnificar el hecho informativo, no podemos olvidar esas tareas al momento de emitir información.

De lo que se trata es de generar confianza y credibilidad, en ningún caso de hacerle el juego a una parcialidad, o al interés de un grupo. Tampoco es una carrera de velocidad; no hay exclusiva en una protesta de calle, mucho menos en el retuit de otra cuenta. Vale la pena esperar unos minutos para confirmar y darle a nuestros lectores y seguidores información verificada. Seguramente lo agradecerán mucho más.

El periodista español Manuel Moreno comparte en este enlace algunas recomendaciones para los que quieren usar las redes sociales para informar. Entre otras cosas plantea que «si tu madre te dice que te quiere… compruébalo. Y más si te lo dice por Twitter. Hay que verificar cualquier información, cualquier noticia que venga a través de las redes sociales.»

El principal activo de un periodista es su credibilidad y ante la falta casi total de medios independientes, es indispensable que esa credibilidad destaque entre el océano de opciones informativas que hay en la web.

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Luis Ernesto Blanco /@lblancor