Tiene el lector en sus manos un libro muy particular: Estética, espacio y tiempo en la contemporaneidad con su trastorno propio de las estéticas tradicionales, aunada a la inestabilidad del tiempo actual con sus estados favorables para relaciones espaciales y temporales diferentes a las establecidas hasta hace poco en el mundo moderno. Un análisis que aglutina aproximaciones metodológicas procedentes de varias disciplinas: la semiótica, la hermenéutica textual, la crítica de la cultura y la reflexión filosófica.

Ante este hecho, fue necesario -y permítame el lector copiar textualmente- “sopesar la relación entre los signos y los conflictos de la realidad, las propiedades del habla [en su carácter de fuerza semiótica], las condiciones del tiempo  y el espacio-tiempo en ese tránsito de lo moderno a lo contemporáneo, la relación entre los conflictos de las humanidades y los postulados de la ciencia, y los problemas de la movilidad del tiempo en el mundo contemporáneo en relación con lo esférico, lo auditivo y lo tetradimensional”.

Visualizar la movilidad, la deformación del tiempo y del espacio valiéndose del análisis de lo transitorio representa algo inusual, sin duda inhabitual en varias áreas del conocimiento, pero es algo que comúnmente sucede en el mundo del artista de nuestros días.

Gustavo Hernández Díaz, director del Centro de Investigación de la Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello, refiere en el Prólogo que este libro, mejor, investigación, corresponde a la tesis doctoral del semiólogo venezolano Humberto Valdivieso en el Doctorado en Humanidades de la Universidad Central de Venezuela, titulada Analítica de la movilidad del presente: líneas teórico-metodológicas para una estética de la contemporaneidad. El jurado estuvo integrado por los profesores Jesús María Aguirre, S. J; Vicente Lecuna, Lorena Rojas y José Luís Da Silva, expertos en filosofía, comunicación, teorías culturales y literarias. La Tesis fue calificada de “excelente”.

He aprendido en este trabajo, dice Gustavo Hernández, “a valorar el instante en sus formas alternativas de construcción en las artes y la cultura de masas”. El lector también lo apreciará en los 14 capítulos que integran esta investigación. No pretendemos detenernos en cada uno de ellos. Sólo haremos un acercamiento a algunos puntos que llamaron particularmente nuestra atención y citaremos textualmente algunas líneas para ser fieles al sentido que le dio el autor.

El primero lleva por título El retrato de Mao. La crisis y la movilidad del presente. En este capítulo la serie de 10 serigrafías de Mao Tse Tung elaboradas por Andy Warhol en 1972 representan la suspensión de dos formas de poder. Una se corresponde con la figura del “Gran Timonel” chino y su presencia en la vida cotidiana de todo un pueblo. El creador de la República Popular. El Padre de la Nación. Ella representa al líder mesiánico de un colectivo que en nuestros días pasa de 1.100 millones de personas; encarna al absolutismo mesiánico. El retrato oficial de Mao en palabras de Valdivieso constituye “una vía para la abolición de la identidad individual: el líder es el pueblo, el pueblo es el líder”. El otro poder es la poderosa influencia en la formación de la opinión pública ejercida por los medios de comunicación en los Estados Unidos: “quien maneja la información, maneja el poder y las estrategias de seducción”. El artista integra los dos poderes y con ello logra-copiamos- “subvertir, desplazar categorías del totalitarismo y la democracia liberal, del comunismo y el capitalismo; mezclar contextos disímiles y dejar en evidencia los efectos del tránsito del arte moderno hacia la contemporaneidad”. Mao baja de su pedestal de sobriedad sagrada y se acerca al discurso publicitario y al grafiti.

El capítulo VI lleva por título La traición al absoluto. La forma y la racionalidad.  Se trata aquí en uno de los acápites, cómo en ciertas corrientes del paisajismo europeo, lo natural fue adaptado a los esquemas racionales del pensamiento moderno. No obstante, la composición del mundo rural o marítimo tenía como fundamento modelos estéticos o científicos. “A través de ellos, la razón explicaba la forma de la realidad. La mímesis del paisaje era consecuente con un proyecto intelectual diseñado para explicar el mundo. Ese proyecto tenía como meta estudiar y comprender, no contemplar”.

Al leer el párrafo anterior no pudimos dejar de pensar en la obra científica del gran naturalista Alejandro de Humboldt, quien llegó a Venezuela en 1799. En sus textos la belleza literaria se relaciona con lo subjetivo, genera placer estético y toca los sentidos del lector. Aquí interviene la subjetividad de cada quien. Pudiera pensarse que las descripciones de Humboldt son impresiones comunes a todo observador sensible, pero no se puede olvidar que es a través de la descripción del paisaje, dice el sabio, como  se alcanza la intuición ante la belleza, de la unidad y la armonía de la naturaleza, dentro de su proyecto científico que tiene como objetivo fundamental explicar el mundo al mayor número de personas y no sólo a miembros de una comunidad científica.

El capítulo VII se titula Gutenberg, el orden y la dialéctica. Espíritu, materia y racionalidad mecánica. Para Marshall McLuhan en La galaxia Gutenberg (Madrid, Aguilar, 1972) “el espacio continuo, bajo la preponderancia de la mirada, organiza la totalidad de la existencia”. En otras palabras, el universo de la lectura bajo el dominio de la imprenta; una percepción determinada por la uniformidad, las relaciones sucesivas y la racionalidad. La cultura en general funcionaba dentro de este sistema. “Mirar -copiamos- y expresarse eran experiencias centradas por el ordenamiento de una razón orientadora, sistemática y dependiente de modelos lineales”. El punto de vista es “un orden cerrado, arbitrario y matemático”. Todo tiene relación directa con la tipografía. La imprenta de Gutenberg le dio en palabras de Valdivieso un sentido diferente a la movilidad: “nuevas velocidades de producción, distribución y lectura. La imprenta cambió la forma de leer, pero también el negocio, la memoria, el orden de las cosas en el espacio y el  tiempo”.

El último capítulo en el que nos detendremos corresponde al XI Texto/Habla. Geometría y deformación. Leer un texto, ver una imagen o utilizar un objeto dejaron de limitarse a unas dimensiones estándares, figuras geométricas, esquemas o patrones que permanecen inalterables y sin interconexiones más allá de su estructura. Hoy todo ha cambiado: “La comunicación y el arte han superado el ámbito cerrado de los objetos físicos y los cuerpos biológicos, de sus formas y medidas. Hoy el colapso es una condición, el texto es un conjunto de interferencias, conexiones y deudas entre eventos del habla. El texto es la manifestación de complejidad del discurso: de sus relaciones expandidas por espacios heterogéneos, de su movimiento y por el espacio-tiempo. Está más allá de toda forma física o digital, pero las incluye y afecta”.

Manuel Donís Ríos y Zulay Alvárez.

Este libro fue editado por Abediciones y Konrad Adenauer Stiftung para la Colección Ediciones Especiales, Caracas, 2019.