Cielo, mar y amor de Cruz María Salmerón Acosta
Cielo, mar y amor se llama esta vida escrita. Ellos son azules, pues, azul es el color humano, no geográfico, de la vida del poeta Cruz María Salmerón Acosta. Familiarmente – desde ahora – Cruz María.
Asistimos a un acto histórico: luego de 63 años de la aparición de la primera obra sobre Cruz María Salmerón, a 86 años de la muerte del poeta y a 124 de su nacimiento, aparece nuestra obra.
Lo que hoy entrego, nuestro libro, es obra nueva, integral, en que se presenta la vida ordenada y corregida, con todo el basamento empírico, hemerográfico, videofónico, cartas, textos primarios y secundarios etc. y Todos los poemas publicados y analizados enteramente; más un estudio académico de su pertenencia o no al modernismo y al romanticismo. Se saca a la luz influencias rancias de peso que mediatizaron una comprensión integral de su poética. Ni romántico ni moderno. Poeta original, vanguardista, popular, maestro del soneto y del verso endecasílabo.
Su gran influencia la representa: el poeta almeriense Francisco Villaespesa M. como se confirma – entre otras cosas – por el soneto encontrado entre las cartas que envió a Cordera.
La obra Fuente de Amargura de 1952 no fue una obra completa. Ni Azul de Manicuare de Osvaldo Larrazábal de 1971.
Esa obra de 1952 no contiene las poesías completas, pues, Oswaldo Larrazábal del Instituto de Investigaciones Literarias de la UCV, al publicar Azul de Manicuare (1971) agregó nuevos poemas.
Luego, Ramón Ordaz encontró el soneto Sucre de Cruz Salmerón en la Revista Iris (1923) y lo publicó. En 1992, hay una selección de poemas publicados en Vida somera (1993). Tampoco las seis reediciones de Fuente de Amargura hasta el 2005 han completado y corregido los errores. En el 2006 la Alcaldía de Araya publicó en Cumaná un Poemario con la autoría (espiritual) de Salmerón con similar defecto.
Las obras de Osvaldo Larrazábal (Salmerón Acosta, 1979; Yo, Cruz María Salmerón Acosta, 1982; reencuentro azul. Presencia de Cruz María Salmerón Acosta, 2004) repiten los errores.
El año 2009, la editorial El Perro y la rana publicó Poemas de Cruz María Salmerón Acosta y afirma haber corregido los errores en vista de los originales, pero no es cierto.
Hace poco más de un lustro, un familiar de la novia de Cruz María, Alejandro Bruzual (2009), encontró, al descubrir las cartas del poeta a Conchita Bruzual, un último soneto – sin título – hallado inserto en una carta.
Recientemente apareció la Canción recóndita (Fundarte, 2011) con los mismos errores.
Nuestro trabajo incluye poemas y cartas descubiertas y publicadas por Alejandro Bruzual hace apenas 6 años. Arduo trabajo exegético.
Se publican una biografía nueva con datos nuevos, fotografías, hemerografía de diarios desaparecidos; la poética completa comentada profusamente, cartas descubiertas hace casi un lustro, y hasta un estudio toponímico y antropológico del pueblo indígena-hispano de Manicuare en la Península de Araya.
La mayoría de esas fuentes – libros, artículos, revistas – estaban dispersas y absolutamente desaparecidas del alcance público. Diarios como La Esfera, El Nuevo Diario y Renacimiento ya no son de amplio acceso. En este último diario – ya en vida – publica en primera página Cruz María al lado del consagrado poeta español Francisco Villaespesa Martín. Se nota influencia; no discipulado.
En nuestro trabajo se analiza – además – la pertinencia o no de Cruz Salmerón a las escuelas literarias romántica y moderna, y se incluye una serie de entrevistas hechas a personajes del pueblo hace más de una década.
En el asunto de la adscripción de Cruz María exponemos: una reinterpretación de la obra de Cruz María y la propuesta de “Popular” para su obra, por el sentido relacional humano de su vida y poesía. Nueva interpretación es independiente, pues hemos hallado, como destaca Luis Alonso Schöckel – comentando a Neruda que: “…la poesía de todo poeta es original…”
Claro que Darío o Martí influyeron en Cruz María. Más el primero que el último. Pero es precisamente la visión especial de López O. sobre Salmerón la que ha privado ver en él otros aspectos de mayor importancia. El mismo Oswaldo Larrazábal – El de Azul de Manicuare – habla de la libertad con la que Cruz María asumió las formas clásicas del soneto.
Así destacamos nuevas y determinantes influencias no estudiadas hasta ahora: la del almeriense Francisco Villaespesa Martín. Claro que Cruz María se nutrió autodidactamente de Leopoldo Alas «Clarín»(1852-1901), quien escribe el hermoso cuento Adiós Cordera. Por supuesto que conoce a Góngora y sus “árboles de celaje” o al Azul de Pemán y “bajo el frescor” de Darío.
Tampoco debe olvidarse que tiene noticia y domina los recursos técnicos de la literatura: la adjetivación emocional romántica y el difícil verso endecasílabo; que en Venezuela ha tenido un gran innovador: Rufino Blanco Fombona. Pero nada de eso es el fondo material.
Por eso, nuestra interpretación es paraliteraria; va a la materia y no a la forma (López Orihuela y Osvaldo Larrazábal) Nuestra tesis: la literatura de Cruz María porta un mundo, una praxis relacional humana.
La aparición de la obra puede y debe despertar la reacción de poetas, cultores populares, investigadores, dentro y fuera del país, que se servirán de esta útil herramienta para impulsar los valores humanos del país a través de talleres de Cultura popular, seminarios, cátedras y talleres en colegios del Oriente y occidente del país, así como en universidades.
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