Por Luis Ernesto Blanco / @lblancor
Durante muchos años, prácticamente desde el siglo XIX, la vocería se acostumbró a los ritmos que impusieron los medios impresos y sus reacciones se ajustaban a esa velocidad. Si un vocero declaraba hoy, eso salía mañana y la reacción del otro vocero debía esperar un día más. Si no se producían más contra reacciones, de todas maneras era un proceso que duraba 48 horas.
¿Qué ocurre actualmente? El ciclo de vida de un hecho noticioso y sus posteriores reacciones se consume en pocas horas porque las redes sociales y los medios digitales así lo determinan. ¿Cuántas noticias que no sabemos antes de acostarnos contiene la edición de mañana de un periódico? Muy pocas. Nadie está esperando al día de mañana para informarse. Lo cual no es tan malo en estos tiempos en que la mayoría de los periódicos tampoco está informando.
Y aunque las evidencias son cada vez mayores, los voceros no parecen entenderlo igual, o al menos no se han acostumbrado a los cambios. Una reacción del día después, luce como un bateador incapaz de descifrar los envíos de un pitcher; aunque sus movimientos sean poderosos, el hecho de no hacer contacto lo hace ver descolgado y hasta ridículo. El lanzador está en total dominio de la situación. El bateador no sabe si viene con recta, curva, cambio. De repente espera el cambio y la veolcidad de la recta lo supera. La bola ya está en la mascota del receptor cuando el bate abanica el aire. Es lo que ocurre con un swing atrasado y con una declaración a destiempo. Aunque ocurre en cualquier fuente, las consecuencias son más devastadoras en el terreno político. Hablar con 24 de retraso es casi como no decir nada.
Desde hace algún tiempo, la agenda pública venezolana viene siendo fijada desde los medios digitales y las redes sociales. Los medios tradicionales no solamente han perdido audiencia progresivamente; también se ha visto disminuida su capacidad de intermediación entre el ciudadano y el poder. A eso hay que sumarle que ya sea por la compra por capitales afines al gobierno, por la censura o la autocensura, sus líneas editoriales son cada vez más complacientes y el público ha optado por informarse a través de medios digitales y redes sociales.
Fue emblemático el tratamiento informativo en el caso de la enfermedad y fallecimiento del presidente Chávez. El canal informativo (y desinformativo) por excelencia para tratar el tema fue twitter, a pesar de que constantemente podían verse desmentidos oficiales a supuestas informaciones que nunca aparecieron en medios tradicionales.
También están influyendo razones económicas y de celeridad. Los medios digitales siguen siendo gratis y su capacidad informativa es prácticamente instantánea, no así los medios tradicionales y sobre todos los impresos, que siempre hay que esperar hasta la mañana del día siguiente para ver actualizada su información.
Volviendo al caso venezolano, la vocería de oposición, que no cuenta con un sistema nacional de medios públicos a su disposición, lo que procede es hacer uso más oportuno de redes sociales y sus medios digitales. Sin entrar a analizar el mensaje, hay que estar antentos a la velocidad con que reaccionan a los temas de la agenda e incluso a la capacidad de imponerlos. Un claro ejemplo ocurrió recientemente con un mensaje enviado por el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Chuo Torrealba y publicado en el portal de la Unidad a raíz de las declaraciones dadas por Maduro cuando regresó de su gira mundial.
Pero así como ese fue un acierto, la capacidad de reacción de la vocería oficial de la Unidad luego de la presentación de la Memoria y Cuenta no se produjo de forma contundente. Los mensajes emanados por la cuenta de Capriles o Torrealba, por citar algunos, no solamente lucieron débiles e improvisados, sino que tampoco pudieron destacarse de otros miles que se generaron durante las horas de la alocución.
Sin mencionar las diferencias entre salidistas y representantes de la MUD, y quedándonos solo con los que simpatizan con los puntos de vista de la última, a simple vista no pareciera que hubo coordinación entre cuentas de redes sociales y medios digitales a su servicio, a fin de posicionar mensajes, opiniones de dirigentes y de fortalecer análisis de expertos de puedan rebatir y contrastar las versiones de ministros y representantes del ejecutivo. Esa noche del 21 de enero se dejaron pasar varias oportunidades de dejar en evidencia la flaqueza del discurso de Maduro, en una hora en la que Twitter tenía máximo encendido.
Es evidente el esfuerzo por unificar mensajes y por hacerlos notorios en desventaja de recursos y posibilidades, pero ¿por qué no estaban los comentarios de José Guerra, Ronald Balza, o cualquier otro economista amigo de la casa circulando desde la los medios de la mesa esa misma noche o a más tardar en la mañana siguiente? ¿Era muy difícil proponerse hacer un twitcam u otra forma interactiva de generar contenidos de tal modo que las primeras reseñas del discurso vinieran ya acompañadas de las reacciones? ¿Por qué esperar que sean los periodistas de la fuente los que los busquen y no anticipar ese trabajo?
El trabajo que se está haciendo desde la unidad opositora es notable, pero hasta ahora la incidencia del mensaje se ha visto más debilitada por la falta de canales, que por la contudencia del mensaje mismo. Es necesario que mejore el uso de los medios digitales y las redes sociales. Innovar en el uso del canal es también importante. Aunque es mucho más rápido escribir los textos y eso es parte de lo que hay que hacer, no hay que olvidar los memes, las animaciones, las infografías, los audios, videos y otros recursos que facilitan la difusión del mensaje. Un grupo de estudiantes de la UCAB realizó un video con su Memoria y Cuenta que es un ejemplo de las cosas que se pueden hacer.
Lo de menos es fijar artificiales tendencias con etiquetas que pueden ser fácilmente manipuladas y artificialmente infladas. Lo que debe motivarlos es a ubicar sus mensajes oportunamente, tanto en su público como en los oídos de los simpatizantes del oficialismo.
Pareciera haber timidez a la hora de producir contenidos para medios digitales y redes sociales. Y esa tardanza en la reacción atenta contra el efecto esperado. La contundencia del mensaje tiene mucho que ver con la oportunidad en la que se transmite y la mejor manera de usar el canal. Los medios de la oposición no puden darse el lujo de esperar. El contenido debe ser contudente, pero el canal debe ser oportuno
Hoy 23 de enero se producirá una alocución que la oposición anuncia como muy importante. Sin embargo es previsible que será invisibilizada por todos los medios afines al oficialilsmo. ¿Qué hará la MUD, Capriles y el resto de la dirigencia por hacer visibles sus planteamientos? Si logran usar los medios digitales y redes sociales eficientemente no será posible para el gobierno esconder el mensaje. Pero lo contrario será mantener el swing atrasado y no será tarea fácil hacer contacto.
La sociedad tampoco debe quedarse inmóvil. Es necesario hacer llegar el mensaje de la dirigiencia opositora a todo aquel que le interese. Ya sea replicándolo por redes, carteleras o cualquier medio, tenemos el compromiso de no dejar a los factores democráticos sin voz.